En las montañas de Matagalpa, al norte de Nicaragua, se esconde un paraíso verde que pocos conocen, pero que todos deberían visitar: Selva Negra. A solo 10 kilómetros de la ciudad de Matagalpa y a unas tres horas en carro desde Managua, este lugar es una reserva natural, una finca cafetalera, un hotel ecológico y una experiencia única, todo en uno.
La Selva Negra fue fundada en los años 70 por descendientes de inmigrantes alemanes que llegaron a Nicaragua en el siglo XIX para cultivar café. Desde entonces, este destino ha evolucionado para convertirse en un ejemplo de turismo sostenible. Hoy, es una reserva privada de más de 300 hectáreas que combina conservación ambiental, producción orgánica y hospitalidad de calidad.
Este destino ofrece bosques nublados, senderos llenos de vida silvestre, vistas impresionantes y un clima fresco que contrasta con el calor de otras zonas del país. Es el lugar perfecto para desconectarse del ruido, respirar aire limpio y reconectar con la naturaleza.
¿Qué puedes hacer en la Selva Negra?
La Reserva ofrece muchas actividades para los amantes de la naturaleza y la tranquilidad. Puedes hacer caminatas guiadas o por tu cuenta en senderos bien marcados, donde es posible ver monos aulladores, tucanes, perezosos y más de 200 especies de aves. También hay tours de observación de aves para principiantes o expertos, con guías capacitados.
Si te interesa el café, puedes hacer el tour del café, que muestra cómo se cultiva, cosecha y procesa uno de los mejores granos del país, todo de manera orgánica y sostenible. También hay opciones para montar a caballo, visitar el vivero de orquídeas o simplemente sentarte en la terraza del restaurante con vista a la laguna, café en mano.
Porque es uno de los pocos lugares donde el turismo realmente cuida el medio ambiente, sin sacrificar comodidad ni calidad. Aquí no hay grandes multitudes, ni ruido, ni tráfico. Solo paz, naturaleza y un compromiso real con la conservación. Es ideal para viajeros que buscan experiencias auténticas, familias que quieren un contacto directo con la naturaleza, o parejas que quieren un refugio romántico.
La Selva Negra cuenta con un hotel ecológico con habitaciones, cabañas y pequeños chalets en medio del bosque. El restaurante ofrece comida casera con ingredientes frescos, muchos cultivados en la misma finca. También hay una pequeña tienda, salones para eventos, espacios para retiros y zonas de camping.