En el norte de Nicaragua, entre los departamentos de Matagalpa y Jinotega, se levanta imponente el Macizo de Peñas Blancas, una formación montañosa que forma parte de la Reserva de Biosfera Bosawás y que sorprende por sus enormes paredes de roca clara que le dan nombre. Este destino se ha convertido en uno de los preferidos de quienes buscan naturaleza, aventura y un respiro del calor de las ciudades.

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El clima fresco, acompañado de neblina frecuente, es uno de los primeros encantos que notan los visitantes. En medio de este ambiente húmedo prosperan bosques de pino, roble y liquidámbar, que sirven de refugio para una gran variedad de especies. Entre los avistamientos más buscados están el quetzal y varias especies de tucanes, además de orquídeas y bromelias que decoran el paisaje de manera natural.

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Turismo comunitario

Para los turistas, Peñas Blancas ofrece múltiples actividades. El senderismo es la más popular: existen rutas guiadas que llevan a miradores naturales desde donde se aprecian panorámicas impresionantes de los valles circundantes. A lo largo de los caminos también se encuentran cascadas que invitan a un descanso refrescante.

Una de las características que diferencia a este destino es la presencia de proyectos de turismo comunitario. Varias familias locales han abierto las puertas de sus hogares para ofrecer hospedaje en cabañas sencillas pero cómodas, alimentación con productos de la zona y recorridos guiados. Los visitantes pueden aprender sobre el cultivo del café y el cacao, acompañar a sus anfitriones en la preparación de platillos tradicionales o conocer de cerca la vida campesina.

Llegar al Macizo de Peñas Blancas implica un viaje de aventura. El acceso se realiza principalmente por carretera desde Matagalpa o Jinotega, aunque muchos de los tramos son de tierra y requieren paciencia. Sin embargo, el esfuerzo se ve recompensado por el paisaje único y la hospitalidad de la comunidad.

Para quienes buscan un destino que combine naturaleza, tranquilidad y cultura local, El Macizo de Peñas Blancas se presenta como una de las joyas menos exploradas de Nicaragua, ideal para escapar de la rutina y descubrir un rostro diferente del país.