En la isla de Ometepe, un destino refrescante y lleno de encanto espera a quienes buscan un contacto directo con la naturaleza: el Ojo de Agua. Este manantial volcánico, con piscinas de aguas turquesa rodeadas de vegetación frondosa, se ha convertido en un lugar imprescindible para turistas y locales que desean relajarse, nadar y disfrutar de un entorno sereno y lleno de vida.
El Ojo de Agua es una reserva natural alimentada por corrientes subterráneas que provienen del volcán Concepción. Sus aguas cristalinas, de tono turquesa y temperatura constante, fluyen de manera natural formando dos amplias piscinas de piedra y concreto que conservan la esencia rústica del lugar. De acuerdo con pobladores y guías locales, el agua tiene propiedades minerales gracias a su origen volcánico, lo que la convierte en un espacio ideal para relajarse y revitalizarse.
A diferencia de otras zonas turísticas más intervenidas, este sitio mantiene un equilibrio entre el desarrollo y la conservación. Las piscinas están rodeadas de árboles frondosos que dan sombra durante todo el día, hamacas que invitan al descanso y senderos que conducen hacia miradores naturales. El sonido de las aves y el murmullo del agua completan una atmósfera de tranquilidad que hace que muchos visitantes decidan pasar horas en el lugar.
El atractivo forma parte de los tesoros naturales que han convertido a Ometepe en un destino de turismo sostenible. Su ubicación estratégica —a pocos kilómetros de la playa Santo Domingo y del municipio de Altagracia— facilita el acceso tanto para turistas que llegan en vehículo como para quienes recorren la isla en bicicleta o motocicleta. El sitio abre todos los días desde las 7:30 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde, y su ingreso tiene un costo accesible para nacionales y extranjeros.
Más allá del baño en aguas naturales, el complejo ofrece servicios turísticos de calidad. Su restaurante y cafetería brindan una oferta gastronómica basada en productos locales, con platillos típicos como pescado frito, tostones, vigorón y quesillos, acompañados de bebidas naturales y cócteles servidos en cocos frescos. También se puede degustar café de la zona o refrescarse con frutas cultivadas en la misma isla.
Visitar el Ojo de Agua de Ometepe es una experiencia que combina bienestar, naturaleza y autenticidad. Es un destino que invita a detenerse, sumergirse y dejar que el tiempo transcurra al ritmo pausado del agua. Entre el verdor del bosque y el brillo del manantial, este rincón de la isla recuerda que Nicaragua aún guarda espacios donde la belleza natural sigue siendo la protagonista.